Si bien ocupa un tercio de nuestra vida, el sueño ha sido durante mucho tiempo un misterio para los investigadores y los clínicos. Durante años, se ha considerado como un estado pasivo durante el cual la mente y el cuerpo estaban completamente inactivos y desconectados del mundo exterior. Sólo recientemente los científicos han comenzado a explorar sus misterios.

Los expertos coinciden en el hecho de que el sueño es un estado alterado de conciencia en el que continúan operando diversas funciones física y mentales, de un modo diferente, incluso en ausencia de estímulos ambientales. Cuando apagamos la luz y dejamos volar libremente nuestros pensamientos, entramos en un mundo nuevo. Los párpados se cierran, las pupilas se contraen, la respiración se hace más lenta, disminuye la temperatura corporal así como el ritmo de los latidos del corazón. El cuerpo entra en un estado profundo de relajación que se acompaña de ondas cerebrales alfa; la mente se abandona a una oleada de imágenes, pensamientos y monólogos. Este paso de la vigilia a la somnolencia y después al sueño representa una suerte de estado hipnagógico.

El momento preciso del adormecimiento suele venir acompañado de un sobresalto brusco y de una impresión de caer en el vacío, de donde la expresión “caer dormido”. Perdemos la consciencia durante un cierto tiempo, pero al comienzo de la noche cualquier cosa nos puede devolver nuevamente al estado de vigilia -un ruido, una inquietud o incluso los movimientos de nuestra pareja.

El adormecimiento es un proceso gradual: primero, el sueño es muy ligero; más adelante se va haciendo cada vez más profundo. No existe un interruptor que nos permita pasar directamente del estado de vigilia al sueño. La duración de esta fase transitoria de la vigilia al adormecimiento y después al sueño, así como el placer que aporta, puede variar de una persona a otra. Si tenemos buena salud, estamos libres de preocupación y dormimos bien, esta experiencia de transición suele ser breve, pero muy agradable. Pero si padecemos insomnio, es muy probable que este período constituya una experiencia bastante frustrante.

NREM

FASE 1

Cuando nos adormecemos y entramos en la fase 1, nuestros pensamientos van a la deriva y podemos tener la impresión de oscilar entre la consciencia y la inconsciencia, sensación ésta similar a la de estar en la luna. Se produce un movimiento lento de la cavidad ocular, la respiración se vuelve igualmente mas lenta y los músculos están más relajados. La fase 1, con frecuencia denominada sueño ligero, es una fase transitoria que dura únicamente unos pocos minutos y hace de puente entre la vigilia y el verdadero sueño, que es la fase 2.

FASE 2

En esta segunda fase, la actividad EEG se caracteriza por los llamados husos del sueño y los complejos K que es una onda cerebral momentánea caracterizada por un pico negativo seguido de un pico positivo. La fase 2 representa alrededor del 50% del tiempo total de sueño.

FASE 3 Y 4

Las fases 3 y 4, son las fases del sueño más profundas y más reposadas. Las ondas cerebrales son más lentas y más pronunciadas. Este es el período en el que es más difícil despertar a alguien, e incluso puede haber un breve período de confusión al despertarse. Según la edad de la persona, las fases 3-4 representan del 5 al 20% del tiempo total de sueño, pero sucede que no llegaremos a alcanzar esta fase profunda durante algunas malas noche de sueño.

En conjunto, el sueño lento o NREM refleja un estado en que el cerebro va ralentizado, pero el cuerpo se puede mover; la mente está esencialmente adormecida, pero las funciones biológicas continúan en funcionamiento aunque de forma más lenta.

REM

Por el contrario, durante el sueño paradójico se observa una actividad considerable; la actividad  del sueño paradójico y del estado de vigilia son muy similares. Los sueño tienen lugar principalmente durante este período, que ocupa del 20 al 25% de una noche de sueño característica. Todos soñamos durante el sueño paradójico, aunque son muchas las personas que no recuerdan los sueño al día siguiente. A menos que nos despertemos durante o inmediatamente después de un período de sueño paradójico, son escasas las posibilidades de que nos acordemos de los sueños. Los estudios demuestran que alrededor del 85% de los sujetos que se despiertan en el sueño paradójico, se acuerdan de lo que estaban soñando y lo puede relatar con claridad; con frecuencia, refieren emociones muy intensas. Las imágenes en el sueño paradójico son muy vivas, a veces extrañas, y con frecuencia incluyen sonidos y colores. Por el contrario, sólo del 15 al 20% de la gente dice haber soñado cuando se despiertan durante el sueño de ondas lentas. En este caso, las imágenes se caracterizan habitualmente por un pensamiento, una imagen o una situación que incluye los elementos del entorno inmediato.

Curiosamente, el cuerpo está esencialmente paralizado durante esta fase del sueño, tal vez para impedir la ejecución (la traducción en actos) de los sueños. A excepción de algunas sacudidas periódicas de los músculos, la mayoría de los movimientos voluntarios son imposibles. La denominación de sueño paradójico se deriva igualmente de esta paradoja entre las imágenes intensas y la parálisis muscular durante esta fase del sueño. Además de los sueños, varios otros cambios adicionales acompañan al sueño paradójico. Aparece un aumento periódico de los movimientos oculares rápidos; los latidos del corazón se aceleran y el ritmo cardíaco se vuelve más variable; la presión arterial fluctúa; el consumo de oxígeno, así como la circulación sanguínea del cerebro, son más elevados que durante la vigilia. En los varones sanos, de la niñez a la adultez avanzada, se observa una erección durante el sueño paradójico; las mujeres manifiestan una congestión del clítoris. Durante el sueño paradójico, la temperatura del cuerpo deja de estar regulada. Los cambios en la temperatura ambiente no generan ni sudor ni temblores. A pesar de la pérdida de tono muscular durante el sueño paradójico, se producen diversos cambios de posición a lo largo de la noche, habitualmente al mismo tiempo que tiene lugar un cambio en las fases del sueño. Si bien puede parecer que a veces nos dormimos y nos despertamos en la misma posición, se producen diversos cambios durante el transcurso de la noche si que no obstante nos acordemos de ello al día siguiente.

Los ciclos del sueño durante la noche

La calidad y la duración del sueño varía con la edad, la salud y el estilo de vida de cada persona.

Por el contrario, la secuencia de las diferentes fases del sueño durante el transcurso de la noche es muy estable en las personas que duermen bien y que mantienen un horario de sueño regular. Durante el transcurso de una noche típica (tal como se muestra en la gráfica), alternamos de una fase a otra, pasando gradualmente de un sueño ligero (fase 1) a un sueño profundo (fases 3-4), seguido de un primer episodio de sueño paradójico.

Habitualmente, el adulto comienza la noche con la fase del sueño de ondas lentas (NREM) y el primer episodio de sueño paradójico (REM) aparece a los 70 o 90 minutos después del adormecimiento inicial. Por término medio, solemos completar unos cinco ciclos de sueño NREM-REM. Los cuatro o cinco episodios de sueño paradójico aumentan en duración y en intensidad a medida que avanza la noche. El primer período dura habitualmente de 15 a 20 minutos, mientras que el último período, de madrugada, es más intenso y puede durar de 30 a 60 minutos.

El último tercio de la noche estaría dominado por el sueño paradójico, mientras que el sueño profundo (fases 3-4) predomina al comienzo de la noche.

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GUILLEM MACHIRANT

 
  • Licenciado en Psicología por la Universidad de Valencia.
  • Experto en el tratamiento de trastornos del sueño.
  • Máster en Psicología general sanitaria en la AEPCCC (asociación española de psicología clínica cognitivo conductual)
  • Colaborador del programa-taller “diagnostico precoz de enfermedades del sueño y adquisición de hábitos saludables” impartido por la sección de programas de salud del Ajuntament de València.
  • Certificado Taller Práctico de Atención Plena (Mindfulness) Fundación Universidad Empresa.
  • Encargado del área de psicología en el hospital casa de la salud en Valencia (instituto medicina del sueño), tratando pacientes con problemas de sueño.

Actualmente me dedico al tratamiento de trastornos del sueño en la clínica psicosomni y a impartir cursos de prevención de trastornos del sueño y de aprendizaje respecto al sueño y como mejorarlo.

JUANJO AGUSTÍ

  • Licenciado en Psicología por la Universidad de Valencia.
  • Master en Psicología General Sanitaria.
  • Master Oficial en Avances en Investigación y Tratamientos en Psicopatología y Salud en la Universidad de Valencia.

En la actualidad mi trabajo está ligado principalmente al tratamiento psicológico de los problemas de sueño. Este trabajo lo desarrollo en mi consulta privada, colaborando en Unidades de Sueño o diseñando e impartiendo cursos para su prevención en empresas.